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Nacido como un regalo para reyes, Gold Man encarna la nobleza convertida en fragancia. Diseñado personalmente por el Sultán Qaboos, este perfume excepcional de Amouage marca el inicio de una leyenda: la perfumería elevada al estatus de joya. Gold Man no se lleva, se habita. Es una declaración olfativa para quienes dominan el tiempo con elegancia serena y poder silencioso.
Desde las primeras notas, Gold Man revela su linaje regio: la jara de Omán, resplandeciente y empolvada, se entrelaza con el incienso de Hojari, creando un aura espiritual que se eleva como un canto sagrado. La mirra aporta una calidez envolvente que abraza al jazmín blanco, etéreo y perlado, mientras el iris despliega su corazón metálico con toques de violeta y la suavidad inesperada de la manteca de cacao.
A medida que la fragancia evoluciona, la piel se convierte en escenario de un ritual antiguo: ámbar gris salado sobre sándalo de Mysore, acariciado por almizcles blancos y acordes chiprés de civeta, pachulí y musgo de roble. Gold Man es intensidad y sutileza, clasicismo y exotismo, reunidos en una fórmula que rinde homenaje a la excelencia sin concesiones.
Es mucho más que un Eau de Parfum: es una pieza de historia, un símbolo de distinción y herencia. Una fragancia creada para aquellos que no solo buscan dejar huella, sino permanecer en el recuerdo con la fuerza de un mito.
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